Encuentra el equilibrio
Uno de los grandes retos en cualquier proceso de firma electrónica es lograr que la mayor cantidad posible de personas —clientes, empleados o proveedores— completen el proceso de forma sencilla, ágil y segura. ¿El secreto? Encontrar el equilibrio entre tres factores clave: tecnología adecuada, buena experiencia de usuario y cumplimiento normativo.
1. La tecnología, tu aliada para prevenir el fraude (y mucho más)
En los procesos de firma electrónica, la tecnología no solo facilita la experiencia y el cumplimiento legal: también es tu principal barrera contra el fraude.
A medida que aumenta el valor legal del documento a firmar, crece también la necesidad de incorporar tecnologías que protejan la identidad del firmante y garanticen la integridad del proceso. Hablamos de herramientas que:
- Verifican la identidad del firmante: desde un código OTP por SMS o email, hasta sistemas más robustos como certificados digitales, biometría o videoidentificación certificada.
- Aseguran que el contenido no ha sido alterado: mediante el uso de sellos de tiempo, firmas electrónicas con cifrado o almacenamiento seguro.
- Dejan una traza certificada del proceso: recogiendo evidencias de quién, cuándo, cómo y desde dónde se ha firmado, lo que no solo tiene valor probatorio, sino que también disuade intentos de manipulación.
Cada tecnología aporta una capa de seguridad y evidencia. Al orquestarlas correctamente, puedes diseñar procesos que sean seguros, eficaces y proporcionados al nivel de riesgo del documento o transacción. Pero recuerda: más tecnología también puede implicar más fricción. Por eso, la clave está en equilibrar seguridad y experiencia del usuario.
2. La experiencia de cliente, el gran factor diferencial
Al final, firmar es un acto de confianza. Y cuando este se da en un entorno digital, esa confianza hay que construirla a través de una experiencia clara, segura y adaptada al perfil del firmante.
Algunos consejos prácticos:
- Comunica por el canal más adecuado y en el momento oportuno: ¿Tu firmante prefiere WhatsApp, SMS, email o incluso papel?
- Actúa en base al comportamiento de tu cliente: Existen soluciones que permiten lanzar procesos multicanal y alternar canales en función al comportamiento del usuario. ¿Qué te parecería recibir un documento en papel que te llevase mediante un QR a un proceso de firma electrónica con tan sólo utilizar el móvil?
- Adáptate al grado de digitalización de tu público: Aunque en todos los casos debemos buscar la sencillez no podemos ni debemos obviar este punto.
- Elimina barreras: Ofrece asistencia remota, procesos guiados, recordatorios automáticos y opciones simples que faciliten la firma en el primer intento.
3. Cumplimiento normativo: sí, pero con cabeza
El marco legal que regula las firmas electrónicas en Europa es el Reglamento eIDAS, que clasifica las firmas en tres niveles: simple, avanzada y cualificada.
Cuanto mayor es el nivel, más evidencias genera y más valor legal tiene la firma, pero también más complejidad implica el proceso.
Por ejemplo, una firma simple puede bastar para un consentimiento informado o la aceptación de términos. En cambio, una firma cualificada puede ser más adecuada en contratos con mayor riesgo o implicaciones legales. No se trata solo de “más seguridad = mejor”, sino de encontrar el nivel adecuado de firma para cada caso de uso.
Subir el nivel de firma conlleva incorporar tecnologías adicionales para validar identidades, guardar evidencias, y garantizar la integridad de los documentos, lo que puede traducirse en más pasos y más fricción para el firmante. Y ya sabemos que cada clic extra puede bajar el ratio de firma.
Te lo explicamos más a fondo en esta entrada, por si quieres profundizar en los tipos de firma eIDAS.
En resumen
Para aumentar los ratios de firma en tus procesos digitales:
- Conoce a tu firmante y adapta el proceso a su realidad.
- Ajusta el nivel de seguridad jurídica al tipo de documento o transacción.
- Apóyate en tecnologías multicanal, que te permitan lanzar y reconducir procesos según el comportamiento del usuario.
- Hazlo fácil: una experiencia clara y sin fricciones puede marcar la diferencia entre un proceso firmado y uno abandonado.