El burofax es un medio de comunicación que goza de una alta validez legal. Se trata de un documento físico que se entrega en mano al destinatario, que a su vez firma la recepción del mismo. De este modo, el burofax se considera una prueba admisible tanto en instancias judiciales como extrajudiciales, ya que es una comunicación fehaciente. Este valor probatorio se extrema cuando el burofax se envía a través de un prestador cualificado de servicios electrónicos de confianza como es el grupo MailComms.
¿Qué te pueden o puedes notificar con un burofax?
El burofax tiene numerosos usos gracias a su alto valor legal probatorio y la seguridad que aporta utilizarlo como medio de comunicación. Algunos de los usos más habituales del burofax incluyen:
- Requerimientos de pago.
- Reclamaciones a empresas.
- Notificaciones en el ámbito laboral (bajas, despidos, ERE, ERTE, etc).
- Comunicaciones en procesos concursales.
- Comunicación de resolución de contratos.
- Notificaciones entre arrendadores e inquilinos.
- Notificaciones de convocatoria y resoluciones de juntas.
- Solicitar y confirmar la baja de empresas prestadoras de servicios (agua, luz, teléfonos, seguros…).
¿Qué ventajas ofrece un burofax?
Entre las ventajas que ofrece el uso de un burofax destacan su seguridad y validez legal. Su uso certifica la entrega de una comunicación y su contenido, lo que genera una prueba fehaciente en caso de necesidad de acreditar dicha comunicación. Esto aporta gran seguridad tanto a la persona que envía el burofax como al destinatario del mismo. Además, algunas leyes o contratos pueden exigir comunicaciones de forma «fehaciente», es decir, a través de un medio que garantice o certifique su veracidad. Es el caso del burofax.
¿El burofax se entrega en mano?
El burofax se envía desde la oficina física de un operador postal o a través de cualquier ordenador gracias a algunas plataformas online que permiten tramitar este tipo de envíos, como las de grupo MailComms. Independientemente de cómo se gestione (física o digitalmente), el burofax postal se entrega al destinatario de forma física y en la dirección indicada por el remitente, que suele ser su domicilio.
Si tras varios intentos la entrega no fuera posible, el mensajero o cartero dejará un aviso en el domicilio del destinatario para que se persone a retirarlo en la oficina del operador postal más cercana. El burofax quedará allí depositado durante algún tiempo a la espera de ser reclamado por el destinatario. Si finalmente esto no sucediese, el burofax será devuelto al emisor.
El destinatario podrá aceptar o no la entrega del burofax pero, atención, negarse a recibir el burofax con la intención de no darse por enterado de su contenido puede tener consecuencias legales importantes en función del su contenido.
En resumen, el burofax sigue siendo una de las formas de comunicación física que genera más seguridad y evidencias legales. Es una herramienta valiosa para dejar constancia del envío de una comunicación, especialmente en aquellos casos donde la certeza y el valor probatorio adquieren una gran importancia.